Diplomático español se mete en la Literatura Infantil

Un pirata bien educado, dos hermanos que se convierten en "enanitos vengadores" o el ingenioso profesor Patatini son algunos de los personajes que acompañan al diplomático Rafael Dezcállar en su desembarco en la literatura infantil, a la que ha llegado como contador de cuentos a sus hijos.
"El pirata bien educado y sus amigos", editado por Siruela, reúne los primeros cuentos de Rafael Dezcállar, actualmente cónsul de España en Bogotá, cuyo paso desde la escritura sobre política internacional y la novela de intriga a la literatura infantil ha sido "muy sencillo", explicó en una entrevista con Efe.
"Cuando mis hijos eran pequeños yo les contaba cuentos todas las noches. Nunca pensé en escribirlos, hasta que una amiga me dio la idea de hacerlo. Me puse a ello y la verdad es que me divertí muchísimo escribiéndolos, casi tanto como cuando se los contaba para que se durmieran", asegura.
Rafael Dezcallar (Palma de Mallorca, 1955), que fue director general de Política Exterior, ha vivido en lugares muy diversos como Centroamérica, Israel, Estados Unidos, Rusia, Cuba o Etiopía.
Esa experiencia le ha servido para darse cuenta de que la risa "une a niños y mayores, igual que une a personas de culturas muy distintas, incluso a quienes no tienen un idioma común para comunicarse".
Por eso, sus historias están llenas de humor, aunque también transmiten valores a los más pequeños: "Enanitus Maximus se arriesga para ayudar a los suyos, mientras que el niño que se dormía siempre tiene que aprender a pensar un poco más en las cosas y no estar siempre en las musarañas".
"Me encantaría que los niños les cogieran cariño a estos personajes, al pirata bien educado, al dragón Sinforoso, al profesor Patatini, y a todos los demás. Y claro, que se diviertan con ellos. Si consiguen hacerlo, les será quizá más fácil hacer otras cosas con cariño, y divertirse también con ellas", señaló.
Los cuentos de Dezcállar cuentan con las ilustraciones de Emilio Urberuaga, Premio Nacional de Ilustración, una colaboración de la que está muy satisfecho.
"Es una historia muy bonita. Yo vivía en Etiopía y él llegó allí una vez de viaje. Le invité un día a cenar y salió el tema de los cuentos de mis hijos. Emilio es una gran persona y allí mismo, sobre la marcha, me hizo algunos dibujos sobre los cuentos, que desde entonces hemos guardado en casa como un tesoro".
Por ello, recuerda, cuando surgió la posibilidad de publicar el libro, pensó enseguida que Urberuaga debía ilustrarlo: "se lo propuse y aceptó. Desde luego a mí me encantaría que siguiéramos haciendo cosas juntos en el futuro".
Dezcállar, autor también de obras como "La Europa dependiente" (1992), "Entre el desierto y el mar" (1998), "Tierra de Israel, tierra palestina" (2003) y "Seda Negra" (2009), se muestra encantado de su experiencia con la literatura infantil, que le gustaría compaginar con sus otros trabajos literarios porque -dice- "hay muchas historias que contar". (EFE)

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